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"Los bosques secos y sabanas explican más de la mitad del área de tierra tropical, aunque científicos, conservacionistas y gobiernos frecuentemente los han ignorado, sin darse cuenta que estos “bosques olvidados” pueden tener las respuestas ante la emergencia climática, en el futuro"

 

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Vista general de un Bosque seco en estación seca, Piura - Perú.

Fotografía: ©Gina Rodriguez

 

Si bien los pensamientos acerca del trópico evocan imágenes de bosques verdes exuberantes, llenos de colores y sonidos maravillosos, esto es solo una parte de la historia ya que hay importantes extensiones de hábitat ignorados que urgentemente necesitan atención, de acuerdo a nuevas investigaciones. Los bosques secos y sabanas explican más de la mitad del área de tierra tropical, aunque científicos, conservacionistas y gobiernos frecuentemente los han ignorado, sin darse cuenta que estos “bosques olvidados” pueden tener las respuestas ante la emergencia climática, en el futuro.

Con una gran experiencia en la botánica de los bosques secos, un equipo internacional formado por 50 investigadores, en su mayoría integrantes de la Red Floristica Latinoamericana del Bosque Tropical Estacionalmente Seco (DRYFLOR; www.dryflor.info/), donde participan investigadoras de la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia – ESC, ha completado un programa de investigación de más de 10 años, donde uno de sus resultados ha sido la publicación de un nuevo protocolo para medir la salud de estos bosques. Este es el primer paso en reconocer y, con optimismo, reparar los bosques secos degradados con implicaciones para su conservación y uso de la tierra de manera sustentable de lo local a lo global.

Hasta hace pocos años, los bosques lluviosos tropicales habían recibido una mayor atención, quedando los bosques secos muy poco estudiados. Empleando las mismas técnicas para ambos tipos de bosque, se contribuirá en gran medida a proporcionar una dirección más clara para la conservación y el manejo de tierras. Uno de los métodos más importantes para entender la salud de los bosques es establecer y monitorear parcelas permanentes. En media hectárea de bosque, cada árbol es etiquetado, medido e identificado. Esto suena simple, sin embargo, es un proceso lento y frecuentemente difícil. Los bosques tropicales no son lugares fáciles para trabajar – densos, frecuentemente espinosos y con presencia de muchos insectos – y a un grupo de cuatro personas, les puede tomar más de una semana medir solo una parcela. Sin embargo, es un esfuerzo que vale la pena.

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Montaje de una parcela permanente en un bosque seco en elCaribe colombiano.

Fotografía: ©Gina Rodriguez.

Monitoreando estas parcelas durante algunos años, es posible ver tendencias en las tasas de natalidad y mortalidad de árboles, obtener datos sobre cómo la composición de especies del bosque puede estar cambiando y recopilar información sobre si los bosques están liberando o capturando carbono. Los datos resultantes pueden proporcionar información crucial para un espectro de toma de decisiones, desde la planificación local de aspectos de conservación, hasta el diseño de modelos globales de la dinámica de carbono.

La escasez de estudios en bosques secos ha sido debido, en parte, a que son mucho más complicados que en los bosques lluviosos. Los árboles en los bosques secos son más pequeños, frecuentemente más espinosos, y tienden a ramificarse más a nivel del suelo, lo que significa que ellos son más difíciles de medir. Haber ignorado la salud de los bosques secos en la búsqueda de datos sobre los bosques lluviosos ha sido una enorme omisión, dado que se espera que las regiones tropicales se vuelvan más secas y calientes conforme avanza el cambio climático, necesitamos entender cómo estos ecosistemas ya adaptados a un ambiente seco y cálido reaccionarán a los cambios.

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Monitoreando los bosques secos del Caribe colombiano.

Fotografía: ©Alejandra Díaz

El diseño y lanzamiento del nuevo protocolo para establecer parcelas permanentes de bosques secos, ha sido liderado por científicos de la red DRYFLOR (www.dryflor.info/) en colaboración con la Red RAINFOR (Amazon Forest Inventory Network; www.rainfor.org/) y NorEste, con el apoyo económico del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED) y el Natural Environment Research Council (NERC). Este protocolo es el resultado de más de una década de trabajo de campo en los bosques secos latinoamericanos.

 

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Vista general del bosque seco en el PNN Macuira, La Guajira, Colombia.

Fotografía: Archivo Fundación ESC

Encuentre el artículo en el siguiente enlace DOI:  https://doi.org/10.1002/ppp3.10112

 

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